sábado, 5 de marzo de 2022

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jueves, 7 de noviembre de 2013

SE REGALA PERRITO


SE REGALA PERRITO POR NO PODER ATENDER.ES MUY SOCIABLE.SE LLAMA NICO TIENE 2 AÑOS.
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jueves, 10 de octubre de 2013

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EL TOP DE LOS PERROS DE CAZA


El 'top' de los perros de caza

 

 


Los canes de razas puras y mejores vientos mandan: grifón azul de Gascuña, gran azul de Gascuña, sabueso italiano, bloodhound, pequeño gascon saintongeois y porcelana


NOTICIA DE GUILLERMO F. BUERGO  diario el comercio

La relación de amistad y colaboración entre el hombre y el perro viene de muy antiguo. De hace 12.000 años. Y curiosamente se produjo al mismo tiempo en todos los lugares de la Tierra. El primer perro domesticado por el hombre fue un lobo y la relación surgió en interés mutuo: para matarse el hambre unos a otros. La amistad es por tanto antigua y duradera. También es sincera porque en la miseria y en la opulencia siempre se ha visto al hombre acompañado de un perro.

A la hora de cazar, el hombre y el lobo actuaban de la misma forma. Tal vez, el hombre, que vivía en grupos sedentarios, dejaba huesos y restos de comida para que se alimentaran aquellos famélicos animales que vivían cerca de sus chozas. El lobo se percató pronto de que el hombre disponía de herramientas superiores para hacerse con las piezas -piedras, flechas y lazos- y comenzó a reconocer su superioridad venatoria. Lo consideró como un jefe, empezó a seguirlo en la distancia, participó en operaciones de caza y se acercó al poblado para obtener su parte en el botín. Y así debió de comenzar una relación que continúa después de 12.000 años.

Para cazar, la colaboración entre el perro y el cazador fue, es y será fundamental. En Asturias, hasta mediados del siglo XX, se cazaba con cualquier cosa. Los perros más utilizados encajaban en los encastes conocidos como sabueso español y grifón, en sentido muy amplio. Hasta se realizaban preocupantes cruces que no afectaban de forma grave a las cualidades olfativas, pero contribuían a desestabilizar ambos linajes. De hecho, el sabueso español desapareció y la recuperación de la raza se realizó con la definición de un estándar bastante diferente.

En la década de los ochenta del siglo XX, el jabalí comenzó a colonizar el territorio, se convirtió en una plaga y su presencia ya se detecta en playas, jardines y campos de golf. Los cazadores contaban con más medios económicos y sintieron la necesidad de hacerse con perros de razas puras y mejores vientos. Y los discípulos de San Huberto de la comarca oriental asturiana fueron los más aventajados al probar con el grifón azul de Gascuña, el sabueso italiano, el saintongeois, el porcelana y el bloodhound. También comenzaron a criar una suerte de perro conocido con el nombre de grifón astur-cántabro que, aunque no está estandarizado ni homogeneizado, ofrece excelentes resultados venatorios.

El más contrastado

El can más contrastado en la actualidad es el grifón azul de Gascuña. Su introductor en Asturias de forma masiva fue el joven llanisco Manolín García Granda, quien, en 2005, realizó cuatro viajes a Francia, a la localidad de Garlín, y regresó con 30 cachorros que le costaron 9.000 euros. Hoy, sus perros causan furor y lleva vendidos más de cien ejemplares. Quienes cazan ahora con estos perros comentan que se trata de canes «con gran voz, resistentes, tenaces, trabajadores, sociables y, sobre todo, muy serios porque los jóvenes cazan igual que los adultos». El estándar del grifón azul se fijó en 1920, pero no saltaron a la fama hasta 1991, cuando una jauría de los hermanos Gaychet ganaba la Copa de Francia de perros de rastro trabajando en el desalojo de liebres y jabalíes.

El antecedente de este grifón es el gran azul de Gascuña, perro traído a Europa por los fenicios que fue perfeccionándose tras recibir sangre del bloodhound. De ladrar modulado, que indica a gran distancia la situación de las piezas, está considerado por los entendidos como «el más noble y más importante sabueso de entre todos los sabuesos de Francia y del mundo».

Los primeros ejemplares llegaron a Llanes en 1963, una pareja adquirida por Alfonso Tamés y Luis Noriega para destinarlos, primero, a la liebre y, más tarde, al jabalí. Pasados los años, Pepe Sobrino, cazador de Posada, importó de Francia a 'Roll' y 'Sola', otra pareja que marcó una época venatoria. Y en la actualidad maneja estos canes el parragués Javier Peruyero, que para 2013 formó una cuadrilla muy efectiva, hasta el punto de llevar abatidos nueve verracos en tres monterías.

El ribadedense Pepe Piney se encargó de traer a Asturias una espectacular jauría de sabuesos italianos. Canes con mucha historia, cuyas primeras selecciones se realizaron en la antigua Galia entre el sabueso de carreras egipcio y el moloso romano. Piney trajo el sabueso italiano de la variedad de pelo liso y comenta que se trata de «perros muy completos, con buena nariz y excelentes patas para seguir todo el día. Es un perro que no sabe hacer otra cosa que cazar».

Pero este año, Piney dio un giro espectacular a su perrera y sorprendió con la incorporación de una jauría de canes del encaste porcelana, el más antiguo de los sabuesos galos, desaparecido durante la Revolución Francesa, y 'reconstruido' a partir de 1845 con la ayuda de criadores suizos. El Porcelana toma su nombre de los reflejos brillantes de su manto, que hacen que se asemeje a una estatuilla de porcelana. Su piel es blanca con manchas anaranjadas redondeadas que nunca se extienden como manto. La raza está registrada en 1880 y parece que por sus venas corre sangre de los harrier ingleses, laufhounds suizos y el ya desaparecido montainboeuf.

De la mano del riosellano Lisandro Bode González llegó el gascon saintongeois, una raza joven, fijada a principios del siglo XX en el suroeste francés. El origen del perro está en cruces del grand gascon con azules de Gascuña. Los resultados no fueron los esperados, pero se hizo una selección con los ejemplares más pequeños con el fin de conseguir canes más capacitados para la caza de la liebre. De ahí surgió el pequeño gascon saintongeois, dotado de olfato ultrasensible y bellísimo galope. No es de uso muy común, sobre todo fuera de Francia.

El regreso del bloodhound

Y en fechas recientes vuelve a hacer su aparición en la región el bloodhound, el perro de San Huberto, el can con el olfato más fino del planeta, del que se llegó a decir que es «un perro que camina detrás de una nariz». Su presencia actual se debe al ribadedense Maximino Piney, aunque en la década de los ochenta ya había llegado a Nueva de Llanes, procedente de Estados Unidos, una pareja de estos canes con los que Virgilio Granda Rivero 'Chilo' nunca logró descendencia. Pero de memorable recuerdo es aquella perra que respondía al nombre de 'Alfa'. Estos dos canes salieron en una caja del aeropuerto J. F. Kennedy de Nueva York y hubo que ir a recogerlos a Ranón. No obstante, los primeros ejemplares venidos a la región habían aterrizado desde México y fueron un obsequio para Ángel Ojeda, vecino de la localidad llanisca de Vibaño.

El bloodhound es una raza que cuenta con más de mil años de antigüedad. Fue creada por los monjes belgas del monasterio de San Huberto. Los normandos, bajo las ordenes de Guillermo el Conquistador, llevaron el perro a Inglaterra y los descendientes de la raza fueron bautizados allí como bloodhound, en referencia a la pureza de su sangre. La raza pasó a Estados Unidos y la primera utilidad de estos perros fue la de buscar esclavos fugitivos. El reconocimiento olfativo del bloodhound fue considerado durante años una prueba inequívoca, determinante e irrefutable por los jueces